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martes, 20 de octubre de 2015

Desde Torla al Refugio de Góriz

El mes de Julio estaba siendo muy, muy duro. Estábamos pasando más calor que incluso durante el verano anterior en China.

Tanto calor había derretido el hielo casi permanente de la Escupidera de manera que pensamos aprovechar esa circunstancia para subir a Monte Perdido sin tener que ir cargados de crampones y piolet, de manera que para el 27 de ese mes y, decididos a pasar unos días de intensa montaña,  nos plantamos en la localidad de Torla.








Esa primera tarde, algo cansados de nuestro viaje desde Albacete, paseamos por sus preciosas callejuelas empedradas, entramos a cada una de las tiendas de montaña y, como no, nos echamos un buen par de cervezas en una terraza con vistas a las impresionantes montañas.


Aprovechamos también para recibir una charla programada para esa misma tarde por los chicos de Montaña Segura en la oficina de turismo, donde nos dieron buenos consejos acerca de las posibles vías de subida a Monte Perdido.

Antes de irnos al hostal donde habíamos reservado esa noche, compramos los tickets del bus hasta la Pradera de Ordesa para la mañana siguiente ya que, en verano, este tramo de uno 8 kilómetros se encuentra cerrado al tráfico. Hay autobuses constantes cada media hora desde bien temprano y hasta las 10 de la noche.
  
Existen varias posibilidades a la hora de hacer Monte Perdido, la subida se puede acometer en 1 o 2 jornadas, dependiendo de si haces noche en el refugio o desde donde empieces la subida.

Si decides subir desde la Pradera de Ordesa, lo normal es hacer la subida en 2 jornadas pasando una noche en el Refugio de Góriz. 
Con buen tiempo, una posibilidad sería salir temprano desde la Pradera hasta el Refugio, almuerzo y subida a cima, bajada y pernocta en el Refugio, o bien, como nosotros llevábamos pensado, subir tranquilamente hasta Góriz, pasar la tarde allí y a la mañana siguiente, bien temprano, acometer la subida a Monte Perdido por la ruta normal, bajar y volver hasta la Pradera.

Con este planteamiento cogimos el bus de las siete de la mañana desde el aparcamiento de Torla que en unos 15 minutos nos dejó en el parking de la Pradera.

Allí se inicia la ruta, debemos tomar la pista forestal dejando el margen del río Arazas a nuestra derecha.
Caminamos serpenteando por el tupido bosque de hayas entre impresionantes saltos de agua. Uno a uno fuimos pasando los miradores de la Cascada de Arripas, de la Cueva y del Estrecho hasta llegar en algo más de una hora, a las Gradas de Soaso.
El bosque de Hayas

Vista de la Cascada de Arripas desde el mirador

Llegando a las Gradas de Soaso

De derecha a izquierda, Abe, Isaac, Miguel y yo

Subiendo en escalón desde este lugar llegaremos a un camino que nos mete de lleno en el Circo de Soaso. Caminamos alucinados por el fondo del valle, con los Tres Grandes picos al fondo, El Cilindro de Marboré, e Soum Ramond o Añisclo y el Monte Perdido, más conocido como el Circo de las Tres Sorores. Frente a nosotros, escavada en la roca por el viento y la lluvia, la Faja de Pelay.

Entrando en el Valle de Ordesa


En unos minutos llegamos a los pies de la más conocida caída de agua del valle, la Cola de Caballo, un buen lugar para hacer un alto en el camino y preparar nuestras piernas para la dura subida que tenemos delante.

Llegamos a la Cola de Caballo


Para hacer esta subida que nos dejará en la parte alta del valle tenemos dos opciones. Cruzar el pequeño puente metálico y tomar el camino de subida de la Senda de los Machos, más conocida como las zetas, o bien tirar hacia arriba y subir la directa por las clavijas de Soaso. Ambas posibilidades se funden el la parte de arriba, superado el muro del valle. En invierno, es obligado el uso de las clavijas, debido a las posibilidades de caída con hielo por las zetas.

La senda de los Machos (las Zetas) desde la Cola de Caballo

En la parte alta del Valle con la Cola de Caballo al fondo


Una vez arriba, solamente deberemos seguir la marcada senda que nos lleva más o menos a cota, salvo la parte final, hasta la puerta del refugio. Con buen tiempo, esta ruta se realiza en unas cuatro o cinco horas.

Llegamos al Refugio de Góriz, Monte Perdido al fondo
El calor del verano nos exigía una buena cerveza Ambar "a precio de oro" en las mesas de madera del refugio.

Después de comer, decidimos subir hasta el campo de bloques para hacernos una idea de la dureza de la subida. Debimos seguir hasta la cima pues la tarde era impresionante pero, el intenso calor y que era ya algo tarde para iniciar esta potente subida, aplacaron en parte nuestro ímpetu montañero hasta la jornada siguiente.

Buscamos ubicación para nuestras tiendas, pues no habíamos hecho reserva para pernoctar dentro del refugio, aunque si dijimos que contaran con 4 hambrientos más para el primer turno de la cena.

A lo largo de la tarde, se fueron confirmando los malos presagios que auguraban mal tiempo y fuertes tormentas en esta zona del Pirineo, incluso hubo gente que anuló la estancia en el refugio debido a esto.

La mañana siguiente nos levantamos con el resto de la gente muy temprano. Salvo los que ya habían subido días antes, todos llevábamos el mismo plan, subir a la cima y volver a la Pradera, pero nos encontramos mucha lluvia y niebla intensa.

Esperamos todo el mundo un buen rato y en un breve clareo, iniciamos la subida pero, antes de llegar de nuevo al campo de bloques, la niebla se cerró y empezamos a ver rayos y a escuchar fuertes truenos que venían de la zona de la Escupidera. Un grupo que iban con guía bajaba deprisa y nos comentaron que las cosas arriba estaban bastante difíciles, de manera que decidimos dar la vuelta e intentarlo en otra ocasión. En unos minutos todo el mundo bajó en procesión. Esta vez la montaña se salía con la suya y nos negaba la subida.

Por cuestiones de trabajo, no teníamos más días para esperar la mejora del tiempo por lo que, apenados, iniciamos el camino de vuelta a la Pradera. QUEDA PENDIENTE.




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